19. La disciplina

En este episodio Lissette Acosta nos comparte un corto pensamiento acerca de La disciplina.

La disciplina es una herramienta que se utiliza en amor para formar, para corregir áreas débiles que afectan la formación de nuestro carácter. La disciplina viene para darnos la forma que necesitamos para que podamos ser las personas de carácter que Dios quiere formar en nosotros.

Pero, ¿Qué es la disciplina? De acuerdo al diccionario Disciplina, es instruir o edificar; es informar la mente; es ser preparado siendo instruidos en los principios y hábitos correctos. Es instruir, enseñar a alguien. La disciplina es una herramienta utilizada para formarnos y mantenernos dentro de los límites establecidos. Si en nuestras vidas no hay disciplina, no podremos disciplinar otros porque no podemos enseñar algo que nosotros no practicamos, podemos hablar a modo de información, pero jamás será como enseñanza Modelada o impartida.

Jesús descendió a mostrar con Su vida cuales son los principios que el Padre estableció como fundamento para nuestras vidas. Cuando Dios creó el mundo, la tierra estaba desordenada y vacía. Lo primero que el Padre hizo fue ordenarla, y luego de ordenar estableció parámetros para nuestra protección.

Tenemos que comenzar a ver la disciplina como algo necesario para nuestro propio bien y no para hacernos mal. La verdadera disciplina viene de quien nos ama. Las escrituras declaran que el Padre disciplina a aquellos que ama. La disciplina nos ayuda a crecer, forma nuestro carácter y pone de manifiesto nuestra madurez.

Dios estableció orden donde había desorden, la disciplina en el reino de los cielos es esencial. Sin disciplina el cielo no funciona de la misma manera que nuestras vidas no funcionaran correctamente si no nos conducimos en disciplina. Dios, es un Dios disciplinado y como buen Padre nos enseña en disciplina y orden, Su orden.

Todas las cosas en Dios tienen un orden y como sus hijos nosotros también debemos vivir en Su diseño.

Hoy es día excelente para decidir comenzar a disciplinar todo aquello que está desordenado y vacío de Dios en ti. No es tarde para poner disciplina a la generación que Dios ha puesto en tus manos, bajo tu responsabilidad. Te animamos a que te levantes a escudriñar la palabra de Dios para que aprendas a poner disciplina en tu vida, en tu matrimonio, en tu casa y en la vida de tus hijos. Entonces tendremos una sociedad que podrá ser transformada. Disciplínate a ti mismo, y a los que están a tu alrededor, pero hazlo en sabiduría y sobre todo en amor.

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